Montse Escutia nos habla de cómo los medios pueden cambiar y distorsionar la realidad a colación de un programa emitido recientemente por La 1, de TVE1, en la que se venía a decir que los huevos ecológicos y los convencionales no tienen ninguna diferencia.
El programa “Comando Actualidad” emitido por TVE1 y dedicado a analizar si lo verde es una moda o realmente vale la pena, me dejó un regusto amargo cuando, al inicio del programa, abordan, a manera de ejemplo, el tema de los huevos.
Visto con mis ojos de técnica, la explicación inicial en la granja que produce todo tipo de huevos (convencionales, camperos y ecológicos) es algo confusa. Queda claro que las gallinas ecológicas viven en unas condiciones infinitamente mejores que las convencionales, pero todo va muy rápido; y mientras el ganadero afirma que a las gallinas ecológicas no se les corta el pico, las imágenes muestran gallinas que lo tienen cortado. Es verdad que el formato de programa no analiza en profundidad los temas. Es lo que pedimos hoy en día los consumidores de programas televisivos: algo rápido que nos dé cuatro pinceladas y sacar nuestras propias conclusiones.
Pero como somos una sociedad que no nos han educado para analizar las cosas con detenimiento y ser críticos con la información que nos llega (¿por qué será?), al final este tipo de programas nos manipulan fácilmente. La científica, que siempre ha de aparecer en un programa que pretende ser serio, abre delante de la cámara un huevo ecológico y uno convencional y nos demuestra cómo el convencional, que no se desparrama tanto, es más fresco. Poco científico me parece a mí comparar dos huevos sin decirnos si la fecha de puesta es la misma (como decimos en mi pueblo, me juego un guisante a que no). También afirma que no hay diferencias en el contenido de proteínas. Y me vienen a la memoria los estudios de la Dra. Dolores Raigón, de la Universidad Politécnica de Valencia, también científica, y que ha estado comparando huevos ecológicos y convencionales, eso sí puestos el mismo día y en granjas no muy distantes, no fuese que el clima tuviera algo que ver con la calidad de los huevos.
Según los estudios de la Dra. Raigón, es verdad que no hay diferencias significativas entre el contenido de proteínas. Lo de “significativas” es importante porque siempre sale un poco más en el huevo ecológico, pero la cantidad es tan pequeña que científicamente la descartamos. Pero ella va más lejos y encuentra que los huevos ecológicos tienen mayor calidad en la cáscara y por tanto una conservación mejor a largo plazo y también más calidad en el albumen. A ésto le añado yo que comiendo huevos ecológicos sabemos que no han alimentado a las gallinas con maíz y soja transgénica y que, además, no las están medicando constantemente, por lo que seguro que en los huevos no hay residuos.
Más allá de las cuestiones dietéticas, en el caso concreto de los huevos, los que nos decantamos por el ecológico sin tener la sensación de que nos hemos vendido a una moda y nos están tomando el pelo (como desde mi punto de vista pretende hacernos creer el programa) damos prioridad a algo que también influye en el sabor de los alimentos: el bienestar animal. Porque a mí un huevo producido por una gallina que se cría en batería me sabe amargo. Amargura de ver cómo consideramos a los animales simples piezas de una industria agroalimentaria que sólo entiende de beneficios económicos.
La supuesta moda verde va mucho más allá de querer sacar dinero a unos cuantos ingenuos. Aunque como en todo hay mucho aprovechado, la mayoría grandes multinacionales que ahora se afanan en sacar líneas ecológicas, debemos estar contentos de que en este país haya gente que realmente esté dispuesta a pagar más por sistemas de producción y consumo que sean respetuosos con el medio ambiente y nos aseguren un futuro mejor para todos.
Montse Escutia. Secretaria General y Responsable de Formación de la Asociación Vida Sana.
Fuente: vidasana.org