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CAPRILAC Para los amantes del queso

Jhony, de Caprilac, es cabrero y quesero. Pasó con los quesos de la empresa por BioCultura Barcelona. Nos enseñó algunas cosas sobre estos tesoros lácteos. “Todos nuestros productos han sido elaborados de manera artesana, con leche ecológica procedente de nuestra propia granja. La leche no está adulterada durante el proceso de elaboración”.

“Aportamos a cada queso el sabor y textura propios, siempre bajo el control de nuestro maestro quesero”, nos explica Jhony, que también comenta que en su granja cuatro personas “miman” a las 700 hembras lecheras de raza murciano-granadina, un tipo de cabra autóctona, con una leche de gran calidad y de gran valor nutricional. “Nuestras cabras pastan en 70 hectáreas de cultivos ecológicos, lo que enriquece al producto final con un sabor natural. En la producción eco-artesanal de la quesería otras 4 personas elaboran los quesos de forma manual, sin conservantes ni aditivos, con un exhaustivo control de calidad que asegura la fermentación a la temperatura y humedad exacta, y con la maestría de nuestro quesero que dota a cada tipo de queso su exclusivo bouquet y textura. El sistema de producción de Caprilac está basado en las recetas tradicionales y artesanas, cuidando el medio ambiente en todo el proceso, esto nos permite que nuestros quesos sean irrepetibles”. Todo, desde San Isidro, en la región murciana. La empresa también vende yogur, kéfir y leche de cabra de forma online.

LOS QUESOS
-¿Qué tipo de quesos elaboráis?
-Son de la leche de la cabra murciana, de Cartagena. Elaboramos fresco, tierno, semicurado y curado. También tenemos una gama de quesos azules que son de vaca asturiana, pero estos no son quesos propios. En el 98, obtuvimos el Premio BioCultura por nuestro queso de moho blanco.

-¿Cómo definirías el sabor de vuestros quesos?
-Todos son quesos diferentes. El de moho blanco es tierno y los mohos le dan un sabor muy especial, suave. Del semicurado tenemos dos recetas, una extremeña y la otra, manchega. En fin, cada uno tiene sus características y su toque diferencial.

EL PÚBLICO
-¿Cuál es vuestro público?
-Nos dirigimos a los amantes del queso. Son quesos ecológicos y artesanos con sabores muy puros, sin saborizantes. Todas las cortezas son comestibles. Quesos para los que saben de queso y lo aprecian.

-¿Dónde podemos encontrar vuestros quesos?
-Vendemos en sitios donde aman este tipo de quesos y los entienden. Porque esto es un mundo, como el del vino o el del aceite. Es decir, tiendas ecológicas, ferias “bio”, mercadillos especializados, espacios de gourmets, etc.

-¿Qué me dices desde el punto de vista nutricional?
-La característica principal es que estos quesos son muy temporales. Son más o menos grasos según la estación del año en que tenemos la leche. La “tecnología caprina” aporta en cada estación lo que el cuerpo necesita. En primavera hay abundancia de pastos y en invierno es diferente. Todo está pensado en la Naturaleza.


Más info
www.caprilac.es
info@caprilac.es
capriqueso@gmail.com

Calle Buenos Aires, 20
30397 – San Isidro, Murcia
Teléfono: 968 537 150

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OPINIÓN ¿Quién habla claro sobre protección solar y cosmética?

Montse Mulé, redactora de “Bio Eco Actual” y eco- animalista, nos alerta de que las instituciones no están para defender nuestros intereses. Así que nos tenemos que defender nosotros mismos sabiendo qué consumimos… Este artículo aparecerá en un monográfico de The Ecologist dedicado exclusivamente a cosmética ecocertificada.


Vigila con qué te embelleces, con qué te limpias y con qué evitas malos olores…
Los ciudadanos consumidores creíamos, antes de hacernos mayores, que, cuando un producto está a la venta y se publicita como “bueno para…”, es que es “bueno para…” y que ha pasado por unos controles que aseguran su inocuidad. No es así. La Comisión Europea baja la cabeza ante la presión de los lobbies de la industria química, y los contaminantes hormonales no van a ser claramente identificados sino que seguirán intoxicando a los consumidores y al planeta durante años. Nos hemos cargado el Principio de Precaución, en referencia al uso de determinados ingredientes en alimentación o en cosmética o en cualquier otro ámbito, que regía en Europa y que ahora con las negociaciones del TTIP y las presiones  ha pasado a ser una tomadura de pelo. Para que sean apartados del circuito comercial, tiene que existir “una elevada evidencia de daños en seres humanos tras la exposición”, con lo que se debe esperar a regular una sustancia a que el daño esté hecho.  Insólito.

OMS
La Organización Mundial de la Salud OMS sí clasifica los disruptores endocrinos en tres  categorías: confirmados, sospechosos y potencialmente dañinos; pero no tiene poder legislativo.  Los lectores de The Ecologist también lo saben y cada día más personas se toman su tiempo en tiendas y supermercados leyendo etiquetas y listas de ingredientes. Nos jugamos mucho en ello. Los productos cosméticos y las cremas solares son todo un mundo y no precisamente transparente. Parabenos, ftalatos, aceites minerales… Sólo las entidades certificadoras de cosmética orgánica obligan a cumplir unos parámetros de seguridad que a los demás productos no certificados no se les exige, aunque en sus envases figuren palabras como “natural” y “orgánico”, lo que confunde al comprador.

OJO, EMBARAZADAS
La certificadora de Reino Unido Soil Association ha iniciado una campaña para conseguir que se legisle en favor del consumidor y del medio ambiente. En su estudio ha listado diez ingredientes a los que califica de los “los 10 Terribles” por su toxicidad. Investigadores de la UC (Universidad de Cantabria) demuestran que las nanopartículas de óxido de cinc utilizadas en la mayoría de productos cosméticos y cremas solares penetran en las células causando un efecto nocivo, por ejemplo. Otro ingrediente, el octinoxato usado en filtros solares, es un disruptor endocrino persistente, que puede afectar al desarrollo reproductivo y neurológico. Los contaminantes hormonales en las cremas solares perjudican también a la fauna silvestre y son especialmente dañinos en mujeres embarazadas y en niñas y niños.

CON CERTIFICACIÓN
Si no hay más remedio que estar al sol del mediodía en verano, opto por la protección con certificación ecológica. La mejor arma del consumidor es no consumir lo innecesario y, cuando lo necesitemos, informarnos de qué y quién está detrás de una marca. Si podemos evitarlo, tomemos el sol a primera hora y un poco por la tarde,  sin ninguna crema barrera que impida la respiración normal de la piel y la absorción de vitamina D y, en lugar de irse quitando ropa, taparse, con tejidos nobles, que actúan protegiendo de forma natural. El cambio climático nos pone a prueba y lo que nos valía hace unos años no vale ahora. Aprender de los pueblos que viven en zonas cálidas nos ayuda a entender qué relación llevar con el sol, tan fuerte en verano.

Montse Mulé, Redactora de Bio Eco Actual, Eco- Animalista, montse@centipedefilms.com
Foto: 123rf Limited©guesswho


Más info
https://www.libresdecontaminanteshormonales.org/
www.soilassociation.org/media/11393/c4c-report-3.pdf

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DISRUPTORES ENDOCRINOS

Los criterios para identificar los tóxicos disruptores endocrinos, también llamados contaminantes hormonales o EDC, continúan causando desacuerdo entre los estados miembros de la Unión Europea (UE). La coalición EDC-Free y Ecologistas en Acción exhortan a la Comisión Europea y a los Estados miembros a que modifiquen la propuesta actual para garantizar la protección de la población y el medio ambiente, y advierten de que este retraso y el fracaso en acordar los criterios mantienen en peligro la salud humana innecesariamente. Esta es la nota de prensa de Ecologistas en Acción.

Ecologistas en Acción y EDC-Free han criticado, en repetidas ocasiones, que la propuesta requiere una carga de prueba poco realista que hace muy difícil y retrasa la identificación de sustancias como disruptoras endocrinas. Otra crítica se refiere a la exención de la definición de ciertos plaguicidas y biocidas diseñados precisamente para alterar el sistema endocrino, lo que socavaría gravemente la protección.
También advierten a la Comisión Europea y a los Estados miembros de que la industria quiere introducir, en la regulación de plaguicidas, una excepción basada en la evaluación de riesgos que generaría una exposición continua de personas y ambiente a mezclas de pesticidas tóxicos.
Tras años de retraso, la Comisión Europea propuso, en junio de 2016, un conjunto de criterios que han pasado por varias versiones y han sido objeto de largas críticas. Los criterios se publicaron tras una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE que constató que la Comisión Europea había infringido la legislación de la UE al retrasar la adopción de estos criterios.
“La ciencia es clara acerca de los efectos nocivos e irreversibles de los disruptores endocrinos. Ha llegado el momento de actuar y Europa tiene la oportunidad de dar ejemplo. Los criterios de protección frente a disruptores endocrinos son necesarios para reducir la exposición de las personas a estas sustancias tóxicas y reducir cargas innecesarias en los presupuestos públicos “, dice Genon K. Jensen, portavoz de la colación EDC-Free Europa.
Tanto científicas y científicos como organizaciones ecologistas y de la salud han pedido sistemáticamente la adopción de criterios de calidad y científicamente sólidos para acelerar las acciones dirigidas a reducir la exposición de la población a los disruptores endocrinos. Además, más de 364.000 ciudadanos han firmado una petición para que los Estados miembros tomen medidas para prohibir los EDC.
La falta de criterios para minimizar la exposición a los EDC causa graves daños en los ecosistemas y en la salud humana, además de suponer una elevada carga para los presupuestos de salud pública por las enfermedades derivadas de la exposición a EDC, que en la UE se estima en 163.000 millones de euros al año. En su versión actual, la propuesta de criterios se opone al enfoque de mejora de la reglamentación del que la Comisión ha hecho su lema.
La coalición EDC-Free y Ecologistas en Acción piden a la Comisión Europea y a los Estados miembros que modifiquen la propuesta actual para que la exposición a los disruptores endocrinos pueda reducirse rápidamente y se proteja el medio ambiente y la salud.

Ecologistas en Acción

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PROYECTO GRAN SIMIO Ojo al aceite de palma

La Organización Proyecto Gran Simio lleva una década denunciando la utilización del aceite de palma para la industria alimentaria, cosmética y como biodiesel, debido a las graves consecuencias ambientales y la violación de los derechos humanos. En esta nota, su presidente, Pedro Pozas, resume los problemas asociados al monopolio del aceite de palma.

Entre sus graves consecuencias se encuentra:
Robos de tierras y conflictos: las empresas palmicultoras fuerzan a nativos el desplazamiento de sus territorios ancestrales.  Ello ocasiona una violencia desmedida contra las  comunidades, donde son frecuentes los asesinatos para aquellos que se resistan.
Injusticias laborales y de género: el sistema de la industria de las plantaciones de aceite de palma no respeta a menudo los derechos de los trabajadores, provoca injusticias de género y a menudo involucra trabajo infantil, denegando a los niños su derecho a la educación.
Pérdida de abastecimiento de agua limpia, seguridad alimentaria e integridad cultural: las plantaciones de aceite de palma requieren cantidades ingentes de agua y contaminan fuentes vitales de agua con vertidos, incluso en ríos y lagos que se utilizan para pescar, lavar y beber; debido al uso de fitosanitarios
Incremento de emisiones de carbono: deforestación, seca turberas ricas en carbono, produce incendios forestales y quemas de tierras.
Extinción de numerosas especies, entre ellas el orangután: la pérdida de biodiversidad como consecuencia de los monocultivos de palma de aceite está originando una extinción masiva de especies exóticas y de alto valor ecológico.
Existen estudios serios realizados por científicos que advierten, además, de que el uso del aceite de palma en la alimentación puede producir graves enfermedades, entre ellas ser un parámetro inductor de la metástasis en aquellos tumores localizados, como así lo afirma el equipo científico de Salvador Aznar y que ha sido publicado en la revista Nature.
Para Proyecto Gran Simio esta situación es un crimen de lesa  humanidad que está siendo permitido por la Comunidad Internacional y por el Gobierno de España, que es el  tercer país importador de Europa de este producto explotado industrialmente. Por todo ello esta organización solicita a los ciudadanos mirar los ingredientes y no comprar productos que contengan aceite de palma y además solicita al Ministerio de Sanidad, que tiene ya pruebas evidentes para actuar y tomar medidas ante esta grave problemática, que ponga en marcha urgente de un plan de emergencia nacional alimentaria para retirar del mercado todos los productos que contengan aceite de palma.

Pedro Pozas es director ejecutivo de Proyecto Gran Simio (GAP/PGS-España)
www.proyectogransimio.org

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Uno de cada dos: el aceite de palma en tu vida diaria

La cara oculta del aceite de palma

Por Nazaret Castro (@nazaret_castro_) y el Colectivo Carro de Combate (@Carrocombate). Este proyecto está buscando apoyo a través de Goteo para completar la investigación sobre los efectos de la industria del aceite de palma.

El aceite de palma se ha transformado en el Sudeste asiático en deforestación y monocultivo. Foto: Greenpeace.La palma de aceite está de moda. Es el monocultivo que más rápidamente se ha extendido en los últimos años, a costa de intensos procesos de deforestación y pérdida de bosques tropicales, sobre todo en el Sudeste asiático. El motivo es sencillo: el aceite de palma es el más rentable, y tiene la cualidad de conservar sus propiedades a temperaturas elevadas. Esto lo ha convertido en el aceite más utilizado por la industria alimentaria global; pero también es profusamente empleado en cosméticos, jabones, champús y velas. El aceite de palma apenas se ve y apenas se nombra, pero está en la mitad de los productos que encontramos en un supermercado.

Al otro lado de las complejas cadenas de valor globales, están los campesinos de países tropicales en los que se ha impuesto o se está imponiendo la palma a un ritmo acelerado, como Malasia, Indonesia, Colombia, Guatemala, Camerún, Nigeria y la mayor parte de África Occidental. En estos países, el rechazo local al monocultivo de palma es creciente: la experiencia les muestra cómo el discurso oficial de empresas y gobiernos, que promete “empleo, desarrollo y progreso” de la mano de la palma, oculta más de lo que muestra. Invisibiliza que comunidades enteras serán forzadas a desplazarse y abandonar los modos de vida que les daban sustento -la agricultura y ganadería familiar, en muchos casos-. Aveces, no sin grandes dosis de violencia y vulneraciones de los derechos humanos, como en el caso de Colombia, donde la palma llegó de la mano del paramilitarismo a territorios ancestrales de comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas.

Como sucede con otros monocultivos, como la soja o las plantaciones de pino y eucalipto, el problema no es el árbol, sino el modelo de desarrollo que trae consigo. Y los monocultivos de palma que crecen acelerada y descontroladamente en el Sur global, acabando a su paso con la biodiversidad biológica y cultural y auspiciados por entidades como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, se insertan en un modelo de agricultura global que no se orienta a la producción de alimento, sino a la generación de lucro monetario.

Ese modelo orientado al lucro requiere de cada vez más hectáreas dedicadas a la palma, para que la abundancia de oferta redunde en precios baratos, y disminuyan de esta manera los costes de producción de las industrias globales de los alimentos ultraprocesados, la cosmética y los agrocombustibles. Así, Indonesia ya se ha convertido en el mayor deforestador del mundo, por delante de Brasil, para satisfacer las necesidades de su industria aceitera. Pero mientras el aceite barato engorda las ganancias de las empresas transnacionales, en las plantaciones de palma se denuncia el uso de mano de obra en condiciones análogas a la esclavitud, incluyendo menores de edad, como en Malasia, y en algunos países, como Colombia, se han denunciado prácticas antisindicales destinadas a precarizar aún más las condiciones de trabajo.

¿Qué modelo de desarrollo hay detrás de eso que se vende como “modernización del campo” e “inserción en las cadenas globales de valor”? La palma se anuncia como la oportunidad para sacar de la pobreza a pueblos que habitan en las zonas tropicales de Asia, África y América Latina y llevar el desarrollo a esos territorios improductivos. Pero, ¿a qué llamamos desarrollo? “La selva ya está desarrollada: la selva es vida”, responde el activista ecuatoriano Franco Viteri, citado por Naomi Klein en su último ensayo, Esto lo cambia todo. El capitalismo contra el clima (Paidós, 2015).

Klein da en el clavo cuando asegura que la supervivencia de la especie humana, el futuro de nuestros hijos y nietos, depende del éxito de las luchas locales de comunidades indígenas y campesinas en todo el mundo, que luchan por preservar sus formas de vida frente a la destrucción que llevan a sus territorios emprendimientos agrícolas, mineros o energéticos. Incluidas, cada vez más, las resistencias al monocultivo de palma. En Carro de Combate queremos conocer a esos guerreros defensores de los ecosistemas; queremos también analizar en profundidad los impactos sociales y ambientales del monocultivo de palma y las repercusiones de una alimentación cada vez más basada en productos ultraprocesados ricos en aceite de palma. Para ello, necesitamos financiarnos a través del crowdfunding que hemos lanzado en Goteo. ¿Nos ayudas?

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“POR HUEVOS” Son mejores los ecológicos

Montse Escutia nos habla de cómo los medios pueden cambiar y distorsionar la realidad a colación de un programa emitido recientemente por La 1, de TVE1, en la que se venía a decir que los huevos ecológicos y los convencionales no tienen ninguna diferencia.

El programa “Comando Actualidad” emitido por TVE1 y dedicado a analizar si lo verde es una moda o realmente vale la pena, me dejó un regusto amargo cuando, al inicio del programa, abordan, a manera de ejemplo, el tema de los huevos.
Visto con mis ojos de técnica, la explicación inicial en la granja que produce todo tipo de huevos (convencionales, camperos y ecológicos) es algo confusa. Queda claro que las gallinas ecológicas viven en unas condiciones infinitamente mejores que las convencionales, pero todo va muy rápido; y mientras el ganadero afirma que a las gallinas ecológicas no se les corta el pico, las imágenes muestran gallinas que lo tienen cortado. Es verdad que el formato de programa no analiza en profundidad los temas. Es lo que pedimos hoy en día los consumidores de programas televisivos: algo rápido que nos dé cuatro pinceladas y sacar nuestras propias conclusiones.
Pero como somos una sociedad que no nos han educado para analizar las cosas con detenimiento y ser críticos con la información que nos llega (¿por qué será?), al final este tipo de programas nos manipulan fácilmente. La científica, que siempre ha de aparecer en un programa que pretende ser serio, abre delante de la cámara un huevo ecológico y uno convencional y nos demuestra cómo el convencional, que no se desparrama tanto, es más fresco. Poco científico me parece a mí comparar dos huevos sin decirnos si la fecha de puesta es la misma (como decimos en mi pueblo, me juego un guisante a que no). También afirma que no hay diferencias en el contenido de proteínas. Y me vienen a la memoria los estudios de la Dra. Dolores Raigón, de la Universidad Politécnica de Valencia, también científica, y que ha estado comparando huevos ecológicos y convencionales, eso sí puestos el mismo día y en granjas no muy distantes, no fuese que el clima tuviera algo que ver con la calidad de los huevos.
Según los estudios de la Dra. Raigón, es verdad que no hay diferencias significativas entre el contenido de proteínas. Lo de “significativas” es importante porque siempre sale un poco más en el huevo ecológico, pero la cantidad es tan pequeña que científicamente la descartamos. Pero ella va más lejos y encuentra que los huevos ecológicos tienen mayor calidad en la cáscara y por tanto una conservación mejor a largo plazo y también más calidad en el albumen. A ésto le añado yo que comiendo huevos ecológicos sabemos que no han alimentado a las gallinas con maíz y soja transgénica y que, además, no las están medicando constantemente, por lo que seguro que en los huevos no hay residuos.
Más allá de las cuestiones dietéticas, en el caso concreto de los huevos, los que nos decantamos por el ecológico sin tener la sensación de que nos hemos vendido a una moda y nos están tomando el pelo (como desde mi punto de vista pretende hacernos creer el programa) damos prioridad a algo que también influye en el sabor de los alimentos: el bienestar animal. Porque a mí un huevo producido por una gallina que se cría en batería me sabe amargo. Amargura de ver cómo consideramos a los animales simples piezas de una industria agroalimentaria que sólo entiende de beneficios económicos.
La supuesta moda verde va mucho más allá de querer sacar dinero a unos cuantos ingenuos. Aunque como en todo hay mucho aprovechado, la mayoría grandes multinacionales que ahora se afanan en sacar líneas ecológicas, debemos estar contentos de que en este país haya gente que realmente esté dispuesta a pagar más por sistemas de producción y consumo que sean respetuosos con el medio ambiente y nos aseguren un futuro mejor para todos.

Montse Escutia. Secretaria General y Responsable de Formación de la Asociación Vida Sana.

Fuente: vidasana.org

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Sí, la agricultura “bio” puede alimentar a la Humanidad

Una de las excusas que siempre se han puesto por parte de los Gobiernos para no apoyar más la expansión de la agricultura ecológica es decir que esta es menos productiva que la agricultura convencional. Que los pesticidas y fertilizantes artificiales son imprescindibles para tener un suficiente nivel de producción. Sin embargo, esto podría no ser más que un mito.
Una amplia investigación de la Universidad de Berkeley en los Estados Unidos, y que ha sido recientemente publicada, echa por tierra esos argumentos. Sus autores manifiestan que solo con tomar una serie de medidas muy simples, que los gobiernos deberían acometer, la agricultura ecológica podría convertirse en una competitiva alternativa para la producción de alimentos frente a la agricultura industrial. Más aún, la agricultura ecológica no es solo una “opción”, sino que su potenciación es una imperiosa necesidad.
”La agricultura ejerce hoy una gran presión sobre la biodiversidad, los suelos, las aguas y la atmósfera y esa presión se exacerbará si continúan las actuales tendencias de crecimiento de la población,consumo de carne y energía y consumo de alimentos. De modo que es una necesidad crítica disponer de sistemas agrícolas que sean a la vez altamente productivos y que minimicen los daños ambientales“, dice el estudio.

115 INVESTIGACIONES
El estudio es el más amplio y completo que se ha hecho hasta ahora sobre la cuestión. Compara 115 investigaciones científicas realizadas en todo el mundo. Tres veces más que las revisiones de estudios realizadas hasta ahora. Y sus conclusiones son claras: no existe tanta diferencia en la productividad entre la agricultura ecológica y la convencional. La agricultura sin pesticidas y fertilizantes artificiales, y sin transgénicos entre otras cosas, es mucho más productiva de lo que se pensaba. Si toda la agricultura del planeta fuese ecológica podría alimentar sobradamente a la creciente población mundial.
Como dice Claire Kremen, una de las responsables del estudio, “con las crecientes necesidades alimentarias mundiales previstas para los próximos 50 años, es fundamental prestar más atención a la agricultura ecológica ya que, aparte del impacto que sobre el medio ambiente causa la agricultura industrial, es un hecho que la capacidad de los fertilizantes sintéticos para aumentar los rendimientos de los cultivos ha decrecido“. No solo eso, sino que estos fertilizantes sintéticos, como también pasa con los pesticidas, han envenenado muchas masas de agua subterránea a lo largo y ancho del mundo.
La investigación de Berkeley, basada en esa gran cantidad de estudios que comparaban la productividad de la agricultura ecológica con la de la convencional  establece que no hay casi diferencia alguna en el caso de algunos cultivos como frijoles, guisantes o lentejasPara el conjunto de los cultivos, de media, la diferencia de productividad que se aprecia en la gran cantidad de estudios consultados, es de solo un 19% de menor productividad en la agricultura ecológica. Mucho menos que en las estimaciones anteriores, basadas en menos estudiosPero es que, además, en realidad, la diferencia de productividad entre lo ecológico y lo convencional puede reducirse más, según los científicos de Berkeley, con la introducción de una serie de técnicas sencillas que, además, tendrían otros beneficiosaparte de incrementar la productividad. Son técnicas contrastadas sobradamente como la mera introducción de cultivos múltiples y la rotación de cultivos. Los cultivos múltiples podrían reducir esa diferencia un 9% nada menos y la rotación de cultivos un 8% al aplicarse en cultivos ecológicosAsí que la diferencia quedaría ya solo en cerca de un 10% o menos.

ENRIQUECIENDO LA TIERRA
Los cultivos múltiples, además de incrementar la productividad, y enriquecer la tierra con nutrientes, servirían para reducir el riesgo de problemas que se ceban especialmente en los monocultivos, como sucede con las plagas, sin necesidad de echar mano de pesticidas. Lo mismo pasa con la rotación de cultivos que, al alternar sobre una misma superficie cultivos con diferentes necesidades, evitan el agotamiento de los suelos y hace que las posibles plagas tengan más difícil establecerse.
Kremel comenta que “con un mínimo de apoyo a la investigación en agroecología los sistemas de manejo de la agricultura ecológica podrían mejorar enormemente los rendimientos” reduciendo cualquier posible diferencia de productividad con la convencional a cero en diferentes tipos de cultivo.
En fin, que, a la larga, y teniendo en cuenta hechos como que los sistemas convencionales están perdiendo eficacia y empobreciendo los suelos, y por ello los rendimientos en muchas zonas, es evidente que en términos de productividad no hay tanta diferencias.
Pero es que, además, las posibles diferencias de productividad pueden ser mucho menores, ya que, como apuntan los investigadores de Berkeley, una buena parte de los estudios comparativos que se han venido realizando (y que ellos, pese a todo, han incluido en su revisión) pecan de un descarado sesgo a favor de la agricultura convencional.
Por último, y aún en el caso de que la productividad fuese algo mayor en la agricultura convencional, el estudio de Berkeley plantea algunos datos que podrían llevar a cuestionarse: ¿es que acaso es racional tal culto a la productividad? Porque es un hecho que en el mundo se producen más alimentos de los que podrían alimentar a la Humanidad.
Si pensamos en Europa, por ejemplo, lo que hay hoy en día, y desde hace mucho tiempo, es un problema de excedentes. Es decir, que hay demasiada producción. Y si pensamos incluso en los países en vías de desarrollo en donde pueden darse situaciones de hambrunas, la FAO dice que en muchas zonas del mundo “se producen suficientes alimentos para satisfacer las necesidades de todos sus habitantes. El problema central del hambre no es la falta de alimentos, sino las dificultades que los más pobres enfrentan para poder acceder a ellos”Algo que muchos expertos asocian en parte al esquema agro-industrial convencional que se ha impuesto y que debería ser sustituido por un sistema agroalimentario diferente, más justo, más cercano a las personas y basado en la agro-ecología, tal y como, en consonancia con los autores del estudio de Berkeley, llevan mucho tiempo defendiendo expertos como Olivier De Schutter, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación.


POTENCIACIÓN DE LA AGRICULTURA BIOLÓGICA


En el mismo sentido van informes como el de la Evaluación Internacional de la Ciencia y la Tecnología Agrícola para el Desarrollo (IAASTD)  que se publicó en 2008 con apoyo de entidades como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Organización Mundial de la Salud, el Banco Mundial y otras entidades. Informe que defendía que se potenciase la agricultura ecológica.
Además, a hechos como los antes citados acerca de la productividad de los cultivos ecológicos (y el hecho de que además no empobrezcan los suelos) podrían sumarse acaso otros aspectos, como el hecho de que los productos ecológicos puedan ser más nutritivos que los convencionalestal y como muestran muchos estudios, por lo que eso también compensaría otro porcentaje de cualquier posible diferencia de productividad con los convencionales. La Humanidad estaría mejor nutrida, según estos datos, con alimentos que contendrían más sustancias beneficiosas y menos sustancias perjudiciales, como los residuos de pesticidas.
Otros datos publicados llevan a cuestionarse hasta qué punto ciertas formas de “productividad” son realmente rentables. Son datos que hablan del elevado coste que para el agricultor representan los fertilizantes y pesticidas o que se cuestionan la rentabilidad de primar la cantidad sobre la calidad, empobrecer los suelos, contaminar las aguas, colaborar con la pérdida de diversidad biológica,… y otros aspectos. Por ejemplo, los datos que asocian el uso de ciertos pesticidas con la reducción de las poblaciones de insectos polinizadores, han llevado a estimaciones de pérdidas económicas astronómicas para la agricultura, ya que esos insectos son claves para la productividad de buena parte de los cultivos más rentables. Del mismo modo, algunos expertos piden que se computen costes ocultos de la agricultura convencional como el que tendría, por ejemplo, si es que fuese posible, limpiar los acuíferos contaminados o el coste de las enfermedades y problemas sanitarios que causan los pesticidas. estos expertos creen que si se incluyesen esos y otros costes, la competitividad de la agricultura ecológica comparada con la convencional quedaría mucho más de manifiesto.
Las encuestas realizadas, como ha sucedido con el Eurobarómetro de la UE, muestran que la gente, si pudiera, preferiría comer productos ecológicos y sin residuos de pesticidas. El principal obstáculo es frecuentemente el precio. Precio que, tal y como se comenta en los informes del sector, se abarataría si los gobiernos del mundo apoyasen la expansión de la agricultura ecológica resueltamente, con lo que, al crecer las economías de escala, los productos ecológicos costarían como los convencionales o menos.

EL ESTUDIO ES:
Lauren C. Ponisio, Leithen K. M’Gonigle, Kevi C. Mace, Jenny Palomino, Perry de Valpine, Claire Kremen. Diversification practices reduce organic to conventional yield gap. Proceedings of the Royal Society B (2014). DOI: 10.1098/rspb.2014.1396.

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TRANSGÉNICOS  LA CIENCIA SIN CONCIENCIA CONTRA LA VIDA

Los transgénicos también son un atentado contra la fertilidad humana, además de muchas cosas más. Los expertos son muy claros y contundentes al respecto. Mientras, los políticos, a sueldo de las grandes empresas, como Monsanto o Basf, miran hacia otro lado… y abren el bolsillo. Las puertas giratorias permiten todo tipo de corruptelas… Por si fuera poco, los etiquetajes son opacos, las legislaciones ni se cumplen ni se hacen cumplir y la aldea global permite que estemos consumiendo maíz esterilizante sin que nadie haga nada al respecto.

El Dr. Gilles-Eric Séralini, experto de la Comisión Europea en transgénicos, en una entrevista concedida a Ima Sanchís, La Contra de La Vanguardia, señala que los alimentos modificados genéticamente “son tóxicos para la salud humana”.

Y NO LO DICE UN RADICAL
El doctor confiesa que no es un radical de los alimentos naturales: “En absoluto, pero mi profesión es la investigación en biología molecular, cómo se hacen los organismos genéticamente modificados (OGM) y qué efectos tienen en la salud cuando los ingerimos. Sabemos que el cáncer, las enfermedades hormonales, metabólicas, inmunitarias, nerviosas y reproductivas están relacionadas con los agentes químicos que contienen estos productos modificados genéticamente”. El doctor Gilles-Eric Séralini, que es una institución en su sector, hace hincapié en que las patologías que son consecuencia de la exposición a modificación genética incluyen las enfermedades reproductivas. ¿Por qué? El mismo doctor contesta: “Soja, maíz, algodón y colza. Las semillas llevan incorporado el veneno para los insectos. Las de maíz y soja contienen Round-Up, el mayor herbicida del mundo. Sí, muchos productos alimentarios contienen estos OMG’s, todos los que contienen por ejemplo azúcar de maíz (sodas, bebidas de cola, pastelería, salsas, bombones, caramelos, chocolate…). Y los animales que nos comemos que han sido alimentados con maíz transgénico (pollo, vaca, conejo, cerdo, leche, huevos…). No sabemos en qué medida son peligrosos, no lo sabemos aún, porque no se han hecho los test adecuados; sólo sabemos que nos hacen daño a largo plazo. En general, impiden que los órganos y las células funcionen bien”. También las células, y quizás, especialmente, las células del aparato reproductor femenino y masculino. Se sabe que estos venenos que contienen estas plantas transgénicas causan múltiples disfunciones hormonales/endocrinas. Entre ellas, y con mayor fuerza, en el aparato reproductor. Los estudios independientes son lapidarios en este sentido.

ESTUDIOS CONTUNDENTES
Según Greenpeace y muchos otros medios y webs de ONG’s, “un estudio hecho público por el gobierno de Austria identifica graves amenazas para la salud por consumo de organismos modificados genéticamente. Este estudio es uno de los escasos realizados a largo plazo de los efectos de los transgénicos en la alimentación. Concluye que la fertilidad de los ratones alimentados con maíz modificado genéticamente se vio seriamente dañada, con una descendencia menor que los ratones alimentados con maíz convencional”. Los resultados certificaron que: “El estudio, patrocinado por los Ministerios de Agricultura y Sanidad de Austria, fue presentado en un seminario científico en Viena. El Dr. Jürgen Zentek, profesor de Medicina Veterinaria en la Universidad de Viena y coordinador del estudio, resumió los hallazgos: ‘Los ratones alimentados con maíz transgénico tuvieron menos descendencia en la tercera y cuarta generación, y estas diferencias fueron estadísticamente significativas. Los ratones alimentados con maíz no transgénico se reprodujeron de forma más eficiente. Este efecto se puede atribuir a las diferencias en la alimentación’”. Los más curioso de todo, y preocupante, es que este maíz transgénico se cultivó en España, principalmente en poblaciones de la comunidad autónoma de Catalunya. El estado español, y más concretamente Catalunya, es el principal productor de maíz transgénico de la UE. Mientras otros países han mostrado evidentes reticencias y prohibiciones, los diferentes ejecutivos nacionales, sean estatales o autonómicos, no ponen ningún impedimento a los cultivos modificados genéticamente. Es curioso comprobar cómo gobernantes que son tan nacionalistas, españoles o catalanes, no les causa ni la menor preocupación el hecho de que nuestro territorio esté siendo colonizado por agentes modificados genéticamente peligrosos cuyos beneficios van a parar a otras partes del planeta y a paraísos fiscales. Las oligarquías locales salen muy beneficiadas. Mientras la gente está despistada con lo de las banderas de un color u otro, el territorio está siendo colonizado por agentes foráneos que son el verdadero peligro para todos.

DON HUBER
En varios estudios, el Dr. Don Huber habla de los efectos de los cultivos modificados genéticamente. Sobre todo, en lo que al uso del pesticida glifosato (Round-Up) respecta. “Los científicos han descubierto recientemente un patógeno (Mycotoxic) que está en los cultivos transgénicos como el maíz, la soja y el trigo, que causa la infertilidad y aborto involuntario en animales y las personas. Está afectando al ganado. Algunos ganaderos ya han observado que, debido a los piensos con OMG’s, la infertilidad ya llega al 50%. A escala global, lo mismo se puede atribuir a la caída mundial en la fertilidad humana”. Este nuevo agente patógeno está siendo estudiado por científicos de todo el mundo. Las grandes transnacionales del agro se empeñan en desacreditar los estudios y las afirmaciones de Don Huber con todo tipo de argucias. El Dr. Huber, un hombre con 40 años de experiencia en medicina, ha mostrado sus conclusiones a diferentes autoridades de la UE para que se pongan todos los medios al alcance y se dejen de llevar a cabo cultivos que ponen en peligro la fertilidad de la población, además de muchos otros problemas de salud no menos graves.

DEMASIADAS EVIDENCIAS
Sólo por Internet se pueden recoger cientos de evidencias científicas y entrevistas con expertos que ponen en entredicho la presunta inocuidad de los alimentos modificados genéticamente y que muestran, entre otras cosas, cómo estos productos causan infertilidad en humanos y en animales, además de otros muchos problemas serios de salud, principalmente relacionados con el sistema hormonal/endocrino. Si son tantas las evidencias. ¿cómo es que nadie hace nada para evitar estos problemas? ¿Por qué se permite que los etiquetajes sean tan opacos e ilegibles? Habida cuenta de cómo está todo este asunto, tenemos que señalar que la mejor manera de mostrar nuestra condena a todo esto es: por un lado, el consumo de alimentos ecológicos, especialmente en lo que atañe a las especies citadas; soja, maíz… Y, por otro lado, llevar a cabo todo tipo de campañas ciudadanas de boicot a las empresas que producen/comercializan productos OMG’s… Sin olvidar que buena parte de nuestra lucha tiene que ir destinada a que los etiquetajes de los productos convencionales sean claros: si contienen OMG’s tienen que mostrarlo claramente. Los nuevos nazismos se hacen patentes de forma cada vez más subliminal. Nuestro deber es estar informados para hacer frente a esta manipulación genética y mental con la que la aldea global pretende esterilizarnos.

Pablo Bolaño

Dr. Gilles-Eric Séralini
PALABRAS MUY SERIAS

“En España hay 100.000 hectáreas dedicadas al cultivo de maíz transgénico. Es la puerta de entrada de los OMG’s a Europa. He efectuado estudios cuyos resultados son elocuentes. Sí, sobre los efectos del Round-Up (el mayor pesticida del mundo, utilizado en tres cuartos de los transgénicos) en células humanas: directamente las mata. Los expertos pedimos dos años de test sobre animales en laboratorio, tal como se hace con los medicamentos; pero entonces los OMG’s no son rentables. Hay un gran combate político y económico sobre este tema, y hay que decírselo a la gente: no nos permiten ver esos análisis de sangre ni conseguimos hacer el test más allá de tres meses. Esto es un escándalo escondido por las multinacionales, el mayor desafío financiero que haya existido.. Hay cuatro plantas que alimentan al mundo a nivel intensivo: soja, maíz, arroz y trigo. Las compañías registran patentes sobre las plantas de estos alimentos gracias a los OMG’s.
Quien tenga las patentes y cobre royalties cada vez que alguien las coma o cultive en el planeta será el rey del mundo; por eso las grandes empresas farmacéuticas han empezado a hacer OMG’s. Hace quince años, todos los gobiernos de los países industrializados apostaron en el desarrollo de la industria de la biotecnología, donde se ha invertido mucho dinero público. Los gobiernos saben que hay problemas con los OMG’s, pero si consiguen y publican los resultados de los análisis… resultará que todo lo autorizado hasta el momento ha sido un error de graves consecuencias”.

Fuente: theecologist.net

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El cultivo ecológico, tendencia en España con 1,5 millones de Ha

El mercado español ha doblado el terreno dedicado al cultivo ecológico en los últimos años, situándose a la cabeza en Europa. La tendencia de lo “eco” ha llegado a nuestro país para quedarse, con cada vez más presencia en tiendas, restaurantes y supermercados y unas previsiones de crecimiento de su consumo del 12,5% anual.

El cultivo ecológico es un sector al alza en todo el continente europeo, a cuya cabeza se sitúa el mercado español en lo que a extensión de terrenos cultivados se refiere con 1,5 millones de hectáreas destinadas a este fin, según datos de 2012.

Por tanto, España prácticamente ha doblado en los últimos años el terreno dedicado a este tipo de cultivo, erigiéndose como el segundo país con mayor incremento registrado de superficie dedicada al cultivo ecológico, solamente superado por Francia, que junto con Alemania representan actualmente los principales actores del mercado europeo.

Según un informe de 2013 de la Comisión Europea (CE), la extensión de terreno dedicado a estos cultivos ha aumentado en toda Europa en torno a medio millón de hectáreas anualmente durante la última década, aunque aún representa solamente el 5,4% del total de la agricultura.

En todo caso, que la tendencia de lo “eco” ha llegado para quedarse es una premisa que queda demostrada en el número cada vez mayor de supermercados y restaurantes que ofrecen productos ecológicos. De esa urgencia para llevar los productos del huerto a la mesa sin necesidad de intermediarios surgen también las páginas web como ecotierra.es que ponen en contacto a pequeños productores con el consumidor final para garantizar la frescura y la calidad de los alimentos.

“El consumo de productos ecológicos aumenta cada año considerablemente”, afirma Arcadi Pujadas, de ecotierra.es. “De hecho, hay estudios que indican que este tipo de consumo crecerá sostenidamente en España un 12,5% anual hasta el año 2020”.

El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente define la agricultura ecológica como un compendio de técnicas agrarias que excluye normalmente el uso, tanto en la agricultura como en la ganadería, de productos químicos de síntesis como fertilizantes, plaguicidas, antibióticos, etc., con el objetivo de preservar el medio ambiente, mantener o aumentar la fertilidad del suelo y proporcionar alimentos con todas sus propiedades naturales.

Nuestro país reúne condiciones para el desarrollo de este tipo de agricultura, gracias a su climatología favorable y a los sistemas extensivos de producción que se aplican en un gran número de cultivos.

Ejemplo del auge de este sector es que en España ya haya 400 huertos urbanos: el UrbanFarming ha llegado para quedarse, con más de 166 hectáreas ocupadas. Al menos 216 ciudades españolas ya cuentan con huertos urbanos, una cifra que se ha multiplicado por 15 desde 2006, según datos de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica.

Estos huertos, familiares, escolares o comunitarios, son cada vez más frecuentes, por lo que el mercado se ha apresurado a lanzar una amplia gama de productos como las mesas de cultivo y las semillas.

Miles de azoteas lucen ya sus lechugas, tomates o calabazas por todo el país, como es el caso del Hotel Wellington de Madrid, uno de los últimos en sumarse a esta iniciativa con un huerto ecológico de 300 metros cuadrados a 30 metros de altura en plena gran ciudad.

Fuente: comunicae

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5 razones para tirar tu microondas a la basura

1. Los microondas nunca fueron investigados a fondo antes de su aprobación en los Estados Unidos. El horno de microondas fue desarrollado hace más de 80 años, y en la Segunda Guerra Mundial soldados alemanes recibieron estos hornos para calentar sus comidas. Los alemanes llevaron a cabo varios estudios sobre el efecto biológico de la utilización de microondas, las cuales fueron transferidas a los Estados Unidos para una mayor investigación científica, pero nunca fueron investigados a fondo antes de que estos hornos fueron producidos en masa para el público en general. La FDA afirma, incluso hoy, que no se han realizado estudios a largo plazo sobre los efectos de los alimentos  en el microondas en los seres humanos, sin embargo, los estudios que los alemanes produjeron son en realidad los mismos que Rusia utilizó en la expedición de la prohibición temporal de hornos de microondas en 1976 (fue levantada después de un cambio en el poder político). Los estudios realizados indican que varios de los soldados alemanes desarrollaron cáncer de la sangre ya que las microondas anulaban el contenido nutricional de los alimentos.

2. Los microondas destruyen el valor nutritivo de los alimentos. Parece tan lógico… Los alimentos vivos, sanos y nutritivos son matados en cuestión de segundos cuando se utiliza un horno de microondas. Somos la única especie del planeta que destruye el contenido de nutrientes de los alimentos antes de comerlos. Un estudio publicado en la edición de la Revista de la Ciencia de la Alimentación y Agricultura 11 2003 encontró que el brócoli cocinado en el microondas pierde hasta el 97 por ciento de su acción antioxidante. In el libro “La salud comienza en el colon ” – el Dr. Group dice que un horno de microondas desintegra y cambia la estructura molecular de los alimentos por el proceso de radiación. La radiación rompe cualquier tipo de vitaminas y minerales en los alimentos y cambia su estructura natural. Su cuerpo no puede manejar estas moléculas irradiadas y eventualmente debilitar su sistema inmunológico y digestivo ya que no le proporciona una nutrición adecuada. Además, es ampliamente conocido que la vitamina B12 se vuelve completamente inactivo una vez calentada en un microondas. Esta es una vitamina esencial para los vegetarianos, ya que nuestro suelo se ha agotado de esta vitamina importante en los últimos años.

El Dr. Mercola citó un estudio en el que se descubrió que los microondas pueden destruir los agentes que combaten las enfermedades esenciales en la leche materna que ofrece protección para su bebé. El estudio encontró que la leche materna calentada pierde actividad de la lisozima, anticuerpos, y fomentó el crecimiento de bacterias potencialmente patógenas. Todas las mamas lo saben: NUNCA SE DEBE CALENTAR UN BIBERON EN EL MICROONDAS.

3. Las microondas crean compuestos cancerígenos en los alimentos. Se ha comprobado que calentar carne, productos lácteos, plásticos y papel crea carcinógenos. La Nutrition Action Newsletter reportó la fuga de numerosos productos químicos tóxicos de los envases de alimentos para microondas comunes, incluyendo pizzas, patatas fritas y palomitas de maíz. Estos productos químicos incluyen BPA, terpthalate de polietileno (PET), benceno, tolueno, y xileno. Calentar alimentos grasos en recipientes de plastico conduce a la liberación de dioxinas (carcinógenos conocidos) y otras toxinas. El resumen de las investigaciones rusas publicado por un Centro Educativo en Portland, Oregón mostró que carcinógenos se formaron en casi todos los alimentos probados aun cuando la comida no se puso en el microondas más de lo necesario para lograr el propósito, es decir, cocer , descongelar , calentar o para asegurar la ingestión sanitaria (matar bacterias).

4. Las microondas proporcionan una exposición diaria innecesaria a la radiación.

No puedo utilizar a sabiendas un microondas teniendo en cuenta que están destruyendo poco a poco mis células. De acuerdo al libro “Cancer is Not a Disease – It’s a Survival Mechanism”, “cuando te pones delante de un microondas, comenzarás a sudar y luego cocinar desde adentro hacia afuera, al igual que la comida se cocina en el horno de microondas. El calor es generado por el rápido movimiento de las moléculas y la ruptura de los enlaces moleculares. Cada año millones de aves mueren cuando están demasiado cerca, o cuando se sientan en las torres de telefonía celular. Y, aparentemente, la misma cosa puede pasar al cuerpo humano cuando se expone a este tipo de radiación sobre una base regular. Después de todo, las células humanas están hechas de moléculas y los enlaces moleculares se rompen y se destruyen cuando se exponen a la radiación”.

5 Las microondas pueden crear problemas de salud severos.

El aumento increíble de la obesidad puede estar vinculado a la adopción masiva de las microondas. Gracias al microondas, se ha hecho extremadamente fácil y cómodo de comer alimentos procesados que, puestos en el microondas destruye aún más su poco contenido nutricional. Más comes comida irradiada, más necesitas comer para ingerir los ingredientes para vivir; y más aumentas las calorías que consumes tratando de obtener la nutrición que tu cuerpo tan desesperadamente necesita. Un estudio clínico suizo, realizado por el Dr. Hans Ulrich Hertel encontró cambios significativos y preocupantes en la sangre de las personas que consumen leche y verduras del microondas. Ocho voluntarios comieron varias combinaciones de los mismos alimentos cocinados de diferentes maneras. Todos los alimentos que se cocinan en el microondas causaron cambios en la sangre de los voluntarios. Los niveles de hemoglobina disminuyeron y los niveles de glóbulos blancos en general y los niveles de colesterol aumentaron. El médico en este estudio fue realmente capaz de curar a las personas que fueron diagnosticados con fatiga crónica haciendo que literalmente tiraran su microondas.

Por último por no menos importante, el Dr. Masaru Emoto, quien es famoso por tomar fotografías de distintos tipos de aguas y los cristales que se formaron en el libro llamado ” mensajes ocultos del agua “, encontró agua que estaba en el microondas no formó cristales hermosos – pero cristales en vez formadas similares a las formadas cuando se expone a los pensamientos o creencias negativas. Si esto está ocurriendo a sólo agua – Sólo puedo imaginar lo que un horno de microondas está haciendo a los nutrientes, la energía de nuestros alimentos y de nuestros cuerpos cuando consumimos alimentos procesados en microondas. Para el experimento de la foto de arriba, el agua en el microondas produce una estructura física similar a cuando las palabras ” satanás ” y ” Hitler ” fueron expuestos repetidamente al agua. Este hecho es, probablemente, demasiado cursi para la mayoría de la gente – pero yo quería incluirlo porque a veces las cosas que no podemos ver a simple vista o incluso comprender plenamente podrían ser la forma más poderosa para desbloquear la curación espontánea.